Este año la competición ha tenido lugar en La Rochelle, organizada por la AFPAV, y tengo que decir que ha sido una experiencia muy interesante ya que hemos tenido la oportunidad de navegar en condiciones muy particulares, que normalmente no
encontramos en nuestras aguas. Ahí van algunos ejemplos:

Las regatas fueron de una duración aproximada de una hora, relativamente cortas, lo que permitió hacer tres regatas el primer día, para un total de seis regatas en los tres días de competición. Personalmente me ha gustado esta modalidad puesto que la regata es más dinámica, no se hace pesada y tiene más importancia la táctica de la regata que la velocidad del barco. El comité de regatas actuó con mucha agilidad y prácticamente no hubo tiempos muertos entre cada regata.

La marea está continuamente subiendo o bajando, lo que provoca corrientes que van variando su velocidad y dirección , dependientes del ciclo de la marea. El primer día Jacky nos dio una clase magistral de cómo funcionaba todo esto.

El Sábado bajó la niebla a mitad de la primera regata, y ahí se quedó durante la segunda. Realmente fue divertido navegar, ya que era dificil encontrar las boyas, sobretodo la primera ceñida porque era dificil calcular las distancias, y no llevábamos faros, GPS ni siquiera un bastón. Más de uno acabó esta primera ceñida navegando casi en popa. Había momentos en que nos cruzábamos patines navegando en ceñida, en largo y en popa; Vaya cachondeo! Adria resolvió el problema cantando canciones durante la primera ceñida, luego comprobó como había llegado arriba, y en la segunda ya sabía en que punto de la canción tenía que cuadrar…hay que echarle imaginación al tema! En fin, todo los barcos regresaron a puerto!

El primer día de regatas, despues de tres pruebas, nos hicimos una foto de grupo en la playa delante del puerto, y como propina, nos dimos un garbeo por el puerto viejo. Es un puerto en el que se entra entre dos torres de piedra, con una puerta de unos 15 metros de ancho, y el puerto es bastante pequeño. Fue muy emocionante, unos quince patines al mismo tiempo dentro del puerto, entrando en popa, llegando al fondo y saliendo con múltiples ceñidas. Fue un verdadero milagro que todos los patines salieran sin daños! Jordiet hizo sus famosos equilibrios delante de los espectadores, acabando su demostración…desvolcando el patín! Bravo Jordiet!

Como colofón, la última regata se programó para las nueve de la mañana, lo que suponía echarse a la mar a las ocho! Finalmente la salida se dio a las diez, y casi todos los regatistas llegaron a tiempo, unos más despiertos que otros…

En fin, como podeis ver nos lo pasamos pipa navegando en este maravilloso campo de regatas!

En tierra la organización estuvo fantástica. Jaquy, su mujer y ayudantes estuvieron pendientes en todo momento para solucionar cualquier problema, pusieron a nuestra disposición un servicio de desayuno diario, y organizaron comidas y cenas en la escuela de vela. Todo estuvo muy bién acompañado de un ambiente “familiar”.
Ah! El único “pero” fue la calidad de las sillas en el comedor…durante la cena del Sábado se rompieron tres sillas, dejando a tres traseros en el suelo. Despues de cinco regatas los traseros no están para estos menesteres…aunque sus propietarios, como buenos deportistas, reaccionaron con buen humor (los que no nos caimos reaccionamos incluso con mejor humor).
En fin, una fiesta completa gracias al esfuerzo de la organización. Muchas Gracias Jaquy!

Deja una respuesta