En el siglo XIX en la costa catalana se navegaba con un artefacto denominado patinador.
Constaba de dos flotadores unidos por cuatro bancadas transversales. Eran de madera, no de chapa sofisticada como ahora. Su patrón se mantenía derecho y se impulsaba con una pala. No existía un reglamento estricto de construcción, los límites estaban marcados por su portabilidad en las playas en cuanto al peso, y a su maniobra en el mar. Resumiendo, no muy pesados ni largos de eslora.
Este dicho patinador a remo o pala, comenzó su historia documentada del 1 de octubre del año 1871 en una regata celebrada en el Puerto de Barcelona dentro de los actos conmemorativos de la visita del rey Amadeo I en nuestra ciudad. Consta que participaron cinco patinadores construidos por Carles Geli y que el ganador Bernat. Cassola recibió en premio 75 pesetas.
El magnífico historiador Martínez Hidalgo da testimonio de regatas a remo organizadas por el Club Natación Barcelona desde el año 1914 y de vela a partir del año 1928.
Durante años los patinadores de alquiler, fueron muy populares en toda la costa catalana. Los ciudadanos que querían adentrarse en el mar para disfrutar de un baño en aguas limpias, no dudaban en alquilar uno.
Con el paso del tiempo se consideró posible mejorar la relación de esfuerzo y comodidad en el arte de navegar, y así en el año 1925 nació la idea de la vela.